MinDefensa: Las FARC capturan a un general de las Fuerzas Especiales y se suspende el proceso de Paz en La Habana



La sospechosa y poco clara entrega del “chacho” de la guerra contrainsurgente Imperial en Colombia, el general Rubén Darío Alzate, a un “supuesto” comando de las Farc en el Chocó; ha llevado al presidente JM Santos a suspender las conversaciones en la Habana. (ANNCOL)

Una vez más el anhelo de paz de los colombianos, que entre otras cosas permitió su elección presidencial en las pasadas elecciones frente al títere de Uribe Vélez, se ve frustrada, dejando en claro que la estrategia del garrote y la zanahoria o de “negociar en medio de las balas”, recomendada por sus sostenedores gringos de la guerra contrainsurgente que libra la Oligarquía trasnacionalizada contra el pueblo trabajador colombiano, desde hace más de 70 años, ha fracasado, sometiendo al país a una incertidumbre deletérea.

“Vamos a negociar como si no hubiera guerra y vamos a guerrear como si no hubiera negociación”, decía con una de esas frases de cajón típicas de su demagogia, el presidente Santos, y para ello montó la gran tenaza mediática de mostrarse él, aquí y en el exterior, como “el chico bueno” que quiere la paz, mientras montaba la otra pinza de la tenaza con “los tipos malos” de la guerra Pinzón-Uribe Vélez, creyendo meter en la mitad a las Insurgencias armadas de las Farc y el ELN, para presionar su desarme express.

“Vamos a negociar así: las guerrillas nos entregan las armas y nosotros los dejamos hacer política”, repetía hasta el cansancio su retórica oligárquica de mercachifle bogotano, con el fin de ocultar las reformas estructurales que son la base de los acuerdos y de la Solución Política al conflicto social y armado, y obvio, para desconocer que las guerrillas con su “resistencia de masas armada” que lleva 70 años, siempre ha hecho política en todas partes.

Talvez no en establo de Augías o parlamento de la democracia genocida colombiana, sino en su accionar cotidiano de la vida del pueblo colombiano. De otra manera ¿como se explica que las insurgencias hayan podido resistir y sobreponerse los innumerables planes militares súper tecnológicos colombo-gringos de exterminio masivo como el famoso Plan Colombia, o que actualmente existan 9.500 presos políticos en las mazmorras del régimen, si no hubiera una verdadera resistencia de masas popular?

El “chacho” del actual plan de guerra contrainsurgente imperial en Colombia general Rubén Darío Alzate, comandante de la “Task Force TITÁN”, con 31 años de experiencia en combate, lancero, con especializaciones en “Militar Pólice” nacional e internacional y doctor en “Militar Science”; según la primera versión que sospechosamente da a la prensa el capo Uribe Vélez, abandona sus escoltas y toda esa asfixiante panoplia de seguridad que rodea a estos personajes, se sube, con su bruñidas “sunglasses” o gafas negras, prácticamente solo a una pequeña lancha y llega a un perdido caserío ribereño del rio Atrato donde lo están esperando escondidos en unos ranchos de paja unos cuantos guerrilleros de las Farc para retenerlo y precipitar la ruptura de los diálogos de la Habana.

Tal estupidez digna de la ingenuidad avariciosa de una Ingrid Betancur, no es concebible en un mambrú condecorado como Alzate, quien sabe por cabeza propia que la guerra como lo dijo, el ese sí, general Clausewitz “está llena de impredecibles e incontrolables detalles particulares”.

Lo cierto es que Uribe Vélez por el momento ha logrado su objetivo soñado de romper los diálogos de la Habana, gracias al perverso juego en tenaza que impuso JM Santos a estos diálogos de “negociar en medio de las balas” y a su terquedad de tahúr, a sus cálculos errados de que va ganando una guerra invisible y sobre todo, a su refinada soberbia militarista de no aceptar un armisticio bilateral para ambientar un clima pacífico y propicio a la reconciliación anhelada por los colombianos.

Queda ver en qué parará este asunto y si el imperialismo gringo en su agónica fase de declive, opta (con la ayuda de la oligarquía cipaya que gobierna el país) por imponer otros 70 años de resistencia de masas armada en Colombia: entonces, eso es seguro, una nueva Colombia con paz democracia y soberanía, surgirá de ente sus ruinas. Eso es lo único seguro.

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