FELICIANO VALENCIA UN LIDER DE ARMAS TOMAR EN EL CONGRESO DE LOS PUEBLOS EN COLOMBIA

POR: Luis Alberto Castaño

El 12 de octubre del 2010 en el marco de lo que han dado en llamar “el día de la raza”, que al decir del escritor Boliviano Víctor Montoya, hoy radicado en Suecia, “si aún nos queda un poco de sangre en la cara, tengamos el coraje de reconocer que lo único que heredamos en más de medio milenio de rapiña y colonización, es la vergüenza de ser lo que somos, esa pirámide social donde lo oscuro está en la base y lo claro en la cúspide, y donde el color de la piel y el apellido siguen siendo algunos de los factores que determinan la posición tanto social como económica del hombre americano” pero el líder indígena Feliciano Valencia con muchísima sangre en la cara, firmeza, coraje y dignidad, demostrando la altivez de su raza y la conciencia de gran parte del pueblo colombiano dijo en la Plaza de Bolívar de Bogotá en el cierre de la actividad del congreso de los pueblos: “Hermanos, Hermanas. Nuestra palabra, que camina y teje razones y sueños, ahora se levanta para compartirles a todos y todas, habitantes del territorio colombiano, pero también a todos los pueblos hermanos, que hombres y mujeres de la más variada procedencia y diversidad de edades nos dimos cita en Bogotá, entre el 8 y el 12 de octubre de 2010, para asumir en nuestras manos la responsabilidad histórica de nuestras vidas y motivar a nuestro pueblo para que haga lo propio con la suya”.

Con la dignidad que caracteriza a muchos dirigentes del pueblo colombiano, en el marco de la gran marcha que recorrió las calles del centro de Bogotá, observamos al Líder Feliciano Valencia encabezando, arengando e invitando a la población que sorprendida observaba a un hombre sencillo encaramado sobre una camioneta invitándolos a ser poder popular, a gobernar obedeciendo al pueblo; el día doce por una mala información, termine contra-informando de su recorrido, en una nota publicada en la pagina web de Kaos en la Red bajo el titulo de “congreso de los pueblos, bofetada al congreso de la república”, ya que esta marcha saliendo del Campus de la Universidad Nacional, tomo la calle 45 hasta enrumbarse por la séptima hacia la Plaza de Bolívar, para contarle al mundo sobre la realización del Congreso de los Pueblos, del trabajo realizado, sus conclusiones y de la importancia y significado que tiene para todos, los mandatos emanados de él y que es solo el inicio del comenzar a caminar la palabra para ajustar los mandatos por todos los rincones de Colombia,

Un 12 de octubre especialmente les recuerda a los pueblos indígenas que durante 518 años han sido victimas del despojo y del derramamiento de su sangre, y en general, al pueblo Colombiano, indígenas, negros y criollos, hombres, mujeres y niños, nos recuerda la exclusión, la injusticia, el despojo, el asesinato de nuestros lideres y de todo aquello que levante la voz contra la injusticia, la corrupción y el enriquecimiento de una clase que ha cabalgado durante siglos, se ha enriquecido y continúa entregando el País al capital extranjero, mientras se ha dedicado a desarrollar pérfidas estrategias de guerra en las que combinan todas las formas de lucha, especialmente las paramilitares en las que combinan una estrategia “civil” paramilitar que les permita tener sus sucias manos, “limpias” para sostenerse en el poder. Una combinación de todas las formas de lucha en la que no solo el terror y el asesinato, desde estructuras paramilitares y desde las propias fuerzas militares oficiales lesionan a las comunidades obedeciendo órdenes de sus amos del norte, sino que siguiendo esa dinámica servil del imperio ha involucrado, a la cultura.

En un articulo aparecido en la revista No 4 de mayo-junio del 2010, conocida como “paginas de Nuestra América”, que circula en Ecuador, Venezuela, Chile, México y Colombia, entre otras, el escritor e investigador Colombiano Álvaro Marín, en un articulo titulado “estrategia continental” señala que el Banco Mundial busca llevar todas las manifestaciones culturales a los ciclos del sistema financiero, porque según el mismo articulo, que es una nota introductoria del libro del mismo nombre del articulo que he señalado, Marín afirma que “las instituciones financieras han entrado en los empolvados salones de la cultura, realizando un inventario de rigor”; señala Álvaro además que ese inventario de la cultura y del medio ambiente es hoy el centro de la política económica mundial por lo que significa en el marco de la cultura la globalización del desarrollo tecnológico en las comunicaciones y por las posibilidades que se abren en la expansión del mercado mundial, lo que para nombrar un solo caso, incluye el inventario del conocimiento de las culturas ancestrales.

Arguye Marín que “sobre las líneas financieras del Banco Mundial están escritas las políticas culturales y ambientales que hoy dominan el mundo, y mas adelante señala, “los mismos países que lideran la Globalización mercantil se encargan a través de las políticas del Banco Mundial, de defender nuestros países, en lo que se constituye en todo un contrasentido en la que el zorro se ingenia estrategias para defender a las gallinas de él mismo”.

Lo grave es lo que afirma y que puede ser demostrado, y no es grave por lo que dice Marín, sino por las implicaciones, que muchos venimos observando que viene teniendo el comportamiento de ciertos líderes y de ciertos aparatos electoreros y de ONG, en nuestro País, frente a los cuales las mayorias que no se equivocan y son superiores a sus dirigentes aplican el dicho popular de que “por sus hechos los conocereis” y observan mientras recuperan la credibilidad, que desde un supuesto discurso democrático y de izquierda pretenden cambiarnos la lengua por una alpargata. Leamos a Marín: “este discurso ambiguo se ha multiplicado en el mundo y ahora también emplean gobiernos, funcionarios, ONG y “luchadores” sociales. Realmente lo que busca el zorro financiero con tantas vueltas es una mejor digestión, o en palabras de Unesco, una mayor “competencia” de la cultura. Esta ambigüedad ha sido muy bien aprendida por funcionarios y gestores de organizaciones sociales que hoy aparecen como una legión de profetas del desastre y al mismo tiempo como articuladores de estas políticas de la globalización en las comunidades y los territorios, a esta practica es a la que algunas medianías llaman “resistencias”.

Es como si hubiesen soltado una especie de bomba pensante que inocula y transmite un virus mortal de un nuevo ordenamiento mundial, de profundización del fascismo, que ahora contamina a gran parte de la población, incluidos algunos dirigentes que se dicen democráticos y de izquierda, de un nuevo enfoque cuyo trasfondo es un nuevo colonialismo, con las mismas prácticas y esquemas del viejo.

La necesidad de que estas prácticas cambien, el pueblo aún las sigue esperando para recuperar la confianza y la esperanza, por eso los ciudadanos que transitaban las calles Bogotanas por donde la marcha caminó, tuvieron la oportunidad de ver y de escuchar a un líder de carne y hueso, de tremenda sencillez, que con un altoparlante en la mano, los invitaba a ser poder popular, a rechazar lo que los gobernantes, que por siempre hemos conocido, nada han hecho ,y por ello señalaba Feliciano que somos los trabajadores y las trabajadoras, somos los campesinos y las campesinas, jornaleros y cosecheras, somos la gente hija de la tierra, somos los pueblos indígenas, somos los descendientes de africanos que nos estamos liberando, somos las mujeres dignas y libres, somos gente pescadora de mares y ríos, somos los estudiantes, las maestras, los educadores populares, somos las experiencias de resistencia al capital, al Estado y a la guerra, somos los pobres, los marginados, los excluidos, somos las artistas y los artesanos, somos la gente desplazada por las balas, la amenaza, las motosierras, el latifundio, los grandes proyectos, somos los habitantes de la calle, de los barrios, de los cerros de las grandes ciudades, somos los detenidos y detenidas en las cárceles, somos los comunicadores y las comunicadoras populares, somos los creyentes en nuestros dioses y sobre todo los creyentes en la justicia, somos los ausentes y las víctimas, somos las niñas y los niños, la risa y la imaginación sin límites, somos el país y los pueblos, y mientras esto decía, era seguido por un poco más de 20.000 personas, a cuyo lado y lado, la guardia indígena con sus bastones de mando acompañaba y protegía esta masa de pueblo ansiosa de libertad y de justicia.

Por su parte Marín también señala que frente a un estado de confusión general, es necesario insistir en la necesidad de diferenciar la diversidad cultural de la que somos expresión, de las políticas de diversidad cultural que promueve el Banco Mundial.

Quizá por ello Feliciano ante una multitud expectante y feliz, con la sencillez de palabra que lo caracteriza y posterior a la llegada cerca a la una de la tarde a la Plaza de Bolívar de Bogotá y de escuchar el concierto dado por el grupo “Aterciopelados”, a la par que se llevaba a cabo un ritual de traspaso de protección, dijo en algunos de sus apartes: “Este Congreso fue convocado con un propósito fundamental: que el país de abajo legisle, que los pueblos manden, que la gente ordene el territorio, la economía y la forma de gobernarse. Así de sencillo. Estamos recuperando para el pueblo y los pueblos de Colombia nuestro carácter soberano, o como dicen, de constituyentes primarios. Porque a pesar de la euforia de los poderosos, estamos convencidos que el sistema político y económico colombiano está agotado, casi muerto de corrupción y crimen. No esperamos gran cosa de los congresistas y los gobernantes. Lo que hemos confirmado en esta sesión de instalación es que en muchos lugares del país la gente no esperó más y se puso a legislar por su cuenta, a organizar el territorio y a darse su propia forma de mandar. Asambleas constituyentes municipales, pactos de convivencia barriales y regionales, territorios autónomos indígenas y afros, territorios de paz, experiencias de presupuestos participativos, redes de soberanía alimentaria, mesas de concertación de sectores populares, asambleas territoriales en los barrios, movimientos para consolidar reservas campesinas, ¡todos!, han encontrado en sus propios ejercicios legislativos más democracia, bienestar y justicia que toda la que puedan ofrecer y no han garantizado en 200 años de vida republicana.

Este Congreso de los Pueblos ha empezado a juntar esas dinámicas de autonomía popular. Y ha llamado a todos los sectores sociales alternativos a que nos juntemos para pensar un nuevo país, iniciar una deliberación nacional e ir elaborando un Mandato de los Pueblos, o un Mandato País, o una Agenda Alternativa, o una Constitución Popular. La discusión que hemos empezado dirá qué nombre le ponemos. Con ese espíritu, más de 17.000 delegados y delegadas de unas 220 organizaciones con sus procesos sociales populares hemos aceptado sumarnos al Congreso de los Pueblos en su primera sesión; pero el Congreso de los Pueblos tendrá el quórum decisorio cuando otros cientos de procesos de base, dispersos por toda la geografía nacional, se sumen de manera activa, y con todo el espacio para deliberar y decidir, a esta tarea de legislar y hacer de nuevo al país, o mejor, cuando todo el país real se reúna para discutir y decidir cómo es que quiere vivir y trabajar.

El Congreso de los Pueblos no es una reunión. Este primer encuentro fue solo su Sesión de Instalación. Lo que hicimos estos cuatro 4 días ha sido principalmente definir nuestra Agenda Legislativa Popular. Cada una de las organizaciones y sectores sociales que aquí participamos, aportamos alguna experiencia de haber aprobado un Mandato general o puntual, de haber elaborado un Programa o Propuesta sectorial, de haber adoptado Leyes en ejercicio de nuestras autonomías, de haber presentado un Pliego político. Hemos puesto en común esa experiencia de autonomía. Y hemos adoptado las líneas gruesas de una Agenda Legislativa Popular y la Ruta de Trabajo Legislativo de todos los sectores, actores, sujetos y organizaciones populares del país para el próximo período.

Hemos decidido hacer de nuevo a Colombia. En realidad, somos nosotros y nosotras, cada cual por su lado, quienes la construimos todos los días. Pero esta vez la edificaremos con nuestra mirada, a nuestro modo, hablando diariamente entre todas las organizaciones populares. Nuestra vocación de unidad popular es irreductible. El Congreso ha decidido que iniciamos un proceso de deliberación y acción conjunta en todos los rincones del país, abordando lo que nos parece que son los temas fundamentales. Aquí algunos de estos asuntos:

Pensar y adoptar un nuevo sistema político basado en los gobiernos autónomos y democráticos de las comunidades locales y los pueblos. Un Estado soberano e independiente. Seremos nosotros y nosotras quienes lo construiremos.

Ordenar de nuevo el territorio del país para que las comunidades puedan mandar sobre sus recursos estratégicos, y para fundar una nueva forma de relacionarnos con la Madre Tierra. El Congreso manda que se libere la Madre Tierra. Y manda que se devuelva a la población el derecho a decidir tanto sus formas de gobierno como el aprovechamiento de los bienes de la naturaleza.

Construir una economía para el buen vivir. En la lucha contra el modelo económico neoliberal que expropia y roba y destierra, la recuperación para los pueblos de los recursos naturales y estratégicos que hoy se encuentran en manos de las transnacionales, es un imperativo.

Consolidar unas rutas propias de las organizaciones de base, populares, para encontrar una solución política del conflicto, y unas rutas de movilización que nos permitan abrir los caminos de la justicia y la paz. Mientras llegan estos momentos, rechazamos la guerra del capital, y demandamos redistribuir el presupuesto destinado para la guerra, de modo que éste se invierta en suplir las múltiples necesidades que agobian a los siempre excluidos y negados.

Potenciar los valores más queridos por la gente que carga con el peso del país real, dándole cuerpo a una ética que respeta y potencia la vida y rechaza la muerte. Cultura que rompa con la opresión patriarcal, cultura de la equidad de género, del respeto y protección de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, por una vida libre de violencias. Valores y ética que se oponen a aquellas decisiones del poder que privilegian el lucro sobre el bien común, la especulación sobre la producción real, el logro individual sobre la realización colectiva, el amasar de mercancías sobre su redistribución, la homogenización sobre la diversidad. Cultura de la solidaridad, del complemento, de la producción limpia, de la armonía con la naturaleza, que sabe y entiende que “los más” urgimos de un sistema de comunicación nacional independiente para que nuestras reflexiones y decisiones lleguen a todo el país, para que se hagan cuerpo y movimiento cotidiano.

Nuestra apuesta es sumarnos al torrente de los pueblos de América que se deciden por la libertad, por la libre determinación y el ejercicio de la soberanía.

Es obvio que nuestro propósito de hacer un nuevo país y hacer realidad los derechos de la gente, nos ponen en clara oposición con el gobierno de Juan Manuel Santos, que se reclama heredero de la “seguridad democrática”, pero que sobre todo mantiene intacta su intención de seguir entregando el país al capital financiero y a las transnacionales. Entendemos que las diferencias entre el nuevo gobierno y las mafias con que gobernaron los ocho años anteriores, puede llevar incluso a conflictos entre ellos. Será un período peligroso. Intentarán que a cambio de que ellos se distancien de las mafias, nosotros aceptemos la continuidad del saqueo y la invasión de nuestros territorios. Entre tanto seguirá la judicialización de las luchas populares, el recorte de los derechos sociales, la desterritorializacion del país, la transformación de Colombia en una inmensa zona franca donde vale más la ley comercial que el interés público y la dignidad.

El nuevo gobierno dice ser de “unidad nacional”. Es claro que se trata de unir a todos los sectores de las viejas oligarquías para tratar de restablecer en parte el desastre dejado por el uribismo en materia de polarización interna y aislamiento internacional. De paso quieren cooptar a algunos líderes populares para detener la movilización social. Nada dicen de cumplir sus obligaciones como Estado en materia de los derechos sociales, económicos, culturales, ni de los miles de acuerdos firmados con el movimiento popular, los campesinos, los indígenas y afrodescendientes, los sindicatos y los pobladores de las ciudades, incumplidos año tras año.

El Congreso de los Pueblos ha determinado que es urgente concentrar nuestros esfuerzos en darle cuerpo a una intensa acción social, política, cultural, espiritual. Nos convocamos a movilizarnos en torno de los grandes desafíos del momento, entre los cuales resaltamos los siguientes: la defensa de los territorios, los recursos naturales, el medio ambiente y la vida digna, contra el despojo; el derecho a la tierra y la reparación a las víctimas; la solución política del conflicto, contra la militarización de la vida y los territorios; el ordenamiento democrático del espacio urbano, contra el sometimiento de las ciudades a las lógicas de acumulación privada”.


NOTA: La simagenes se han tomado de Indimedia.

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